En INTRESS hace ocho años empezamos un camino sin retorno en el que nos marcamos unos objetivos. El principal: la eliminación progresiva de sujeciones para mejorar el bienestar de los usuarios de los servicios y de sus familias, hasta llegar a ser seleccionados como Centros Libres de Sujeciones.
Para llevarlo a cabo hicimos pasos específicos, como la formación de los equipos de trabajadores de los centros y servicios para concienciarlos y sensibilizarlos en la búsqueda de alternativas, y trabajamos para eliminar los efectos negativos de las sujeciones e implicar a las familias en todo el proceso.
Un Centro Libre de Sujeciones es un centro donde se asume el reto de cuidar a los usuarios sin sujeciones, pero siempre con las garantías necesarias.
Hace 25 años, cuando en INTRESS empezamos a trabajar en centros y servicios de mayores, nos planteamos cómo debía ser nuestra atención y desde el primer momento, queríamos dar un servicio de calidad. Esto pasaba por tener en cuenta a la persona a partir de su historia de vida, respetándola y acompañándola en su proceso. Porque no todo el mundo es igual, ni ha tenido la misma vida.
Era un momento en el que no se hablaba del modelo ACP como tal, pero si se hablaba de valores, entre ellos, el del respeto hacia las personas mayores. Teníamos claro que queríamos trabajar para conseguir una buena calidad de vida y el bienestar de los usuarios a partir de un trato digno.
Los inicios
A pesar de estos planteamientos, al inicio no estuvimos exentos de la mala práctica en la utilización de sujeciones; en aquellos momento lo veçiamos como una “buena práctica” que garantizaba la seguridad de las personas atendidas y evitaba las caídas. Dado que éramos profesionales, no utilizábamos sábanas para sujetar -como era habitual en aquella época- y sí que buscábamos sistemas de sujeción que fueran “dignos”. Con el tiempo sin embargo, nos dimos cuenta de que aquella práctica no favorecía realmente el bienestar de la persona, ya que en poco tiempo se producía una pérdida progresiva de sus capacidades fisiológicas y psíquicas, además de los riesgos que suponía la misma sujeción.
Confusos y preocupados por este tema, empezamos a cuestionar nuestro modelo y creímos necesario hacer investigación sobre los planteamientos que había sobre este tema en otros lugares. Fue en 2005 cuando nos pusimos en contacto con el Dr. Antonio Burgueño, de CEOMA, quien decía alto y claro que utilizar las sujeciones era una mala práctica. El día en el que le invitamos a una jornada de INTRESS fue un día de inflexión para generar el cambio. Entonces, las trabajadoras del servicio fueron las primeras en plantear el nuevo modelo alineado con nuestro Modelo de Atención centrado en la Persona, a la directora de uno de los servicios.
No se pueden sacar sujeciones sin que haya un cambio profundo en la cultura del centro a nivel de procedimientos, protocolos y filosofía. Y cambios profundos en la forma de pensar y cuidar.
Todo el esfuerzo que habíamos hecho antes para convencer a las familias de las bondades de las sujeciones, se fue invirtiendo para demostrar todo lo contrario con datos y resultados de estudios hechos que avalaban la nueva propuesta. Y las familias estuvieron de nuestro lado en todo momento, empezando a caminar juntos para dar una continuidad en la mejora de nuestras atenciones y en el fomento de la autonomía y la autoestima de las personas mayores. Así, tomamos conciencia de que la movilidad era la clave para conservar sus funciones y que era necesario ser permisivos con la movilidad, e incluso estimularla.
Nuestro presente
A partir de ese momento, pusimos en marcha un programa de eliminación de contenciones a través de una búsqueda constante de alternativas individualizadas y personalizadas, sin abandonar la seguridad de la persona dependiente y poder satisfacer sus necesidades de movilidad, reduciendo el riesgo de caídas y lesiones. Y es que el hecho de no utilizar contenciones, no hace aumentar el número de caídas; la experiencia nos dices que se mantienen o, incluso, disminuyen o son de menor gravedad.
El proceso de implantación, acompañados por CEOMA, pasó por varias fases y duró unos dos años:
- Fase Inicial: formación, diagnóstico inicial, sistematización de la información, valoración e implicación de todos y todas las personas involucradas.
- Fase de Implantación: estudio de los casos, valoraciones de alternativas, planificación de las intervenciones, desarrollo de pautas de intervención, implantación de nuevos protocolos de caídas.
- Fase de Evaluación: evaluación, medición de resultados y diagnóstico final.
Orgullosos de nuestro modelo de atención a las personas mayores
La aplicación de no sujeciones favorece el respeto a la dignidad de la persona y el respeto a sus derechos fundamentales como principio ético del Modelo de Atención Centrado en la Persona. A la vez, los equipos de trabajo supone una mejora en la metodología de intervención y un aumento de la motivación, favorecida por las consecuencias positivas que se producen en todas las fases de la intervención del proyecto.
Y las familias también están satisfechas y creen en nuestro modelo desde que se trabaja sin sujeciones y confían en el equipo para el desarrollo del programa, a la vez que valoran la actuación como un paso más de calidad en nuestras intervenciones.
A nivel de la entidad, un vez se introdujo esta nueva metodología, hubo un efecto de contagio nos los otros servicios que, a partir de ese momento, aplicaron aspectos metodológicos, actitudinales, del entorno y de conocimientos para seguir mejorando y actualizándose.
Un artículo de María Coll Janer, Directora Técnica del Área de Dependencia y Mayores de Intress