Artículo de Felip Ferré, director del CRAE Voramar (Intress)
Origen de una colaboración solidaria
Intress y la organización Nuestros Pequeños Hermanos (NPH) mantienen desde hace más de una década una estrecha relación de cooperación. La colaboración empezó a raíz del terrible terremoto que sacudió Haití el 12 de enero de 2010, causando más de 200.000 muertos y dejando millones de personas sin hogar.
Intress estableció contacto con NPH Internacional, una ONG que trabaja en varios países de América Latina realizando programas dedicados a la atención a la infancia vulnerable. Los objetivos de Intress y NPH son muy parecidos. NPH trabaja para mejorar las condiciones de vida de la infancia en situaciones de vulnerabilidad, las personas con diversidad funcional y sus familias.
El mayo del 2010, Montserrat Castanyer, representante de Intress, viajó a Haití con una expedición organizada por NPH. Allí pudo conocer de primera mano la situación dramática que vivía el país y los proyectos que desarrollaba NPH para ayudar en las personas afectadas por el seísmo. A partir de esta visita, las dos ONG forjaron una colaboración solidaria que se ha mantenido año tras año hasta hoy. La colaboración de Intress con NPH de Haití ha consistido en el apadrinamiento de niños y niñas, la ayuda económica en programas específicos, la atención a personas con diversidad funcional, el programa de alimentación o el apoyo en el Hospital Pediátrico Santo Damien de NPH (que es el único hospital pediátrico que hay en Haití).
En el año 2013, la Asamblea de Socios y Socias de Intress aprobó destinar el importe de las cuotas anuales a programas específicos de NPH en Haití. El programa de Becas Solidarias del Comité de Intress Solidario permite a las personas trabajadoras de la entidad poder dedicar un mes de su tiempo colaborando en el Rancho Santa Fe de Honduras. Desde el 2014 hasta el año 2019, 11 personas han podido ofrecer sus servicios en este “hogar”. A partir del año 2020 se paró el programa debido a la pandemia.
El año 2016, cuatro profesionales de NPH Honduras visitaron varios servicios de las áreas de Personas mayores, Salud mental e Infancia y familia de Intress. En las Baleares visitaron recursos para personas mayores; en Madrid, un centro de rehabilitación psicosocial; y en Cataluña, el CAUI Josep Pallach en Barcelona y el CRAE Voramar en Tarragona. De la visita a los recursos de Intress, NPH realizó un informe de análisis muy interesante. Posteriormente, se han ido repitiendo las visitas y las peticiones de formación por parte de Intress a los equipos de NPH.
Experiencia de Felip Ferré con NPH en Guatemala
En este punto es donde entra mi colaboración solidaria con NPH. De Intress recibo la pedida de poder realizar varias formaciones en los ámbitos en que trabajo, y después de que NPH realice una encuesta en las personas profesionales que tienen que acudir a las jornadas, juntamente con las responsables de Infancia y familia de Intress y la responsable de los equipos de psicólogos y psicólogas de NPH Internacional, Nelly Fernández, se establecen cuatro temas sobre los que versará la intervención en Guatemala:
- Efectos Psicológicos del Abuso Sexual, intervención ante la revelación de los mismos.
- Contención ante la agresión verbal y física, técnicas de contención emocional, pues, se le suele dar más importancia a la contención física y no a la emocional o verbal, para poder desactivar las agresiones.
- El proyecto Individual, realización del proyecto individual de los niños y adolescentes, con su hipótesis (pequeño resumen de su situación y objetivo troncal), los objetivos anuales y las estrategias de trabajo.
- Taller de Nuevas Masculinidades, para trabajar con chicos, pero, también, chicas adolescentes, el machismo.
A partir del trabajo realizado en la formación “Contención ante la agresión verbal y física”, desde NPH se me pide si se puede hacer una pequeña intervención con los equipos que atienen directamente a los niños y adolescentes que están acogidos en la Casa Hogar de las instalaciones de la Casa San Andrés.
Estas personas profesionales se los denomina Tíos y Tías, y, a pesar de no tener titulación universitaria —como sí tienen otros profesionales de la Casa San Andrés—, pasan varias pruebas y entrevistas para determinar su idoneidad por el puesto de trabajo, además de formaciones específicas para que desarrollen la tarea de cuidados y protección hacia los niños y adolescentes a quienes tienen que atender.
La intervención con los Tíos y Tías fue encaminada a ver la importancia de las curas a los niños y adolescentes atendidos desde la vinculación, el amor y la calidez. Fue importante resaltar que la agresividad que muestran estos niños y niñas no es contra ellos y ellas, sino que es una muestra de su dolor, de su trauma… y que solo con una intervención de cuidado y amor se puede llegar a tener influencia en ellos y ellas. Siempre, desde el vínculo. Teniendo en cuenta que los resultados de nuestra intervención, normalmente, los veremos a largo plazo.
En las jornadas pude conocer el trabajo que hacen los y las psicólogas. Cuando describieron su tarea, la idea general era que su trabajo resulta muy parecido a la intervención que hacemos en nuestro propio sistema de protección infantil. Admiro el coraje con el que los equipos de psicólogos y psicólogas de NPH afrontan las dificultades laborales a las cuales se exponen diariamente. Los riesgos psicosociales ligados a su tarea son muy diferentes a los nuestros. El listado que elaboraron en las jornadas fue demoledor… agresiones físicas, “linchamiento”, asaltos a mano armada, violaciones, acoso, fuego cruzado (en medio de guerras de bandas), secuestro, intimidación con armas (de fuego y/o blancas), robos, desastres naturales, intoxicaciones alimentarias, enfermedades… Sin duda, son personas valientes que, a la vez, conforman los pilares fundamentales en la tarea de cuidar a los niños, niñas y adolescentes respetando sus derechos.
Las diferencias también se pueden ver entre los diversos países de América Latina. Aunque estos estados están trabajando para la legislación de cada país en protección infantil se adecue a la marcada en la Convención sobre los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas, cada país lo aplica de forma diferente. Por ejemplo, hay países en los que se han cerrado, por mandato estatal, los recursos residenciales. Lo cual hace que la tarea de los psicólogos y psicólogas pase por un trabajo comunitario, teniéndose que desplazar, en muchas ocasiones, a zonas “rojas” –llamadas así por el peligro que puede representar para las personas que no viven– para poder hacer la intervención con los niños que allí viven.
De la experiencia vivida, resaltaría que las nuevas masculinidades y los efectos del abuso sexual son los temas que se deberían trabajar con más profundidad. No solo en Sudamérica o Centroamérica, sino también en nuestra sociedad, pues nos queda mucho de camino para recorrer.