En las últimas semanas, distintas instituciones catalanas se han pronunciado en favor del uso del masculino como genérico, desestimando los desdoblamientos. Más allá del debate entre las personas expertas, toda la sociedad debe sentirse interpelada, ya que se trata de un asunto colectivo, que afecta al modelo de convivencia, y que debería movernos al activismo ciudadano, en clave de derechos fundamentales. Por todo ello, desde Intress consideramos que:
Vivimos en una sociedad plural, inclusiva y respetuosa, donde el análisis de las cosas no pasa sólo por visiones prácticas y reduccionistas. No podemos hacer un análisis del lenguaje únicamente desde una perspectiva lingüística, sino que también es necesario hacerlo desde una perspectiva SOCIAL, y de contexto. El lenguaje, como constructor de realidades, señala y también interpela. Visibiliza (y crea) opresiones.
El contexto social nos muestra la necesidad de visibilizar a todas las personas por igual, poniendo especial atención en aquellas que son discriminadas por un sistema normativo heteropatriarcal. Este sistema es el que se sirve de muchos elementos para socializar desde un punto de visto androcéntrico; una de estas herramientas es el lenguaje. De la misma manera que el género es un constructo social, los privilegios de unas personas sobre otras no son ontológicos, sino que se crean artificialmente, con el objetivo de perpetrar y legitimar el rol de poder de lo masculino para encima de cualquier otra forma.
Volver a la utilización del masculino genérico como se propone en una instrucción académica que recientemente se emitió en Catalunya, supone un socavamiento de los derechos de las mujeres, niñas y de todas las personas excluidas del imaginario heteronormativo, binario y que sitúa al hombre blanco CIS como modelo de representación universal. Además abandona a todas aquellas personas que no se sienten representadas por el masculino genérico y las aboca a la pérdida simbólica de pertenecer al espacio común de vida que compartimos.
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