Intress por la paz: comunicado a raíz de la guerra contra Ucrania.
Desde Intress queremos reiterar nuestro compromiso con los derechos humanos y el diálogo para la resolución de los conflictos, y apelamos al compromiso de todos los gobernantes, organizaciones e instituciones para trabajar activamente por la garantía de esos derechos humanos, con la firmeza de saber que la vida humana tiene más valor que otros intereses.
Los conflictos, las injusticias, y la explotación del ser humano alimentan muchas guerras en el mundo. Agresiones cotidianas y olvidadas que no debemos ignorar, y que condenamos. Sin embargo, hoy el ruido de tanques llega del este de Europa.
Ante esta situación, desde Intress, como entidad social comprometida con el bienestar y la atención a las personas, y que trabaja por una sociedad más justa, condenamos enérgicamente cualquier ataque violento de un país a otros. La violencia nunca es el camino.
- Sabemos que las guerras tienen efectos devastadores en todos los ámbitos de la vida, y especialmente en aquellos aspectos con los que trabajamos y estamos comprometidas: la salud mental, el respeto y el cuidado de las personas mayores, la violencia en cualquier forma de abuso a mujeres, niños y hombres. La vida merece acciones que procuren respeto y calidad de vida para todas, y no que la ataquen y pongan en riesgo.
- La humanidad a lo largo de su experiencia debería haber aprendido el valor de la paz y debe poder responsabilizarse del cuidado y bienestar de las personas que la forman. Destruir la vida nos lleva a la desaparición del mundo tal y como lo conocemos.
- Creemos asimismo que las discrepancias se pueden gestionar a través del diálogo por la paz y la mediación entre los distintos intereses a proteger.
- Una vez más apelamos al compromiso que este país ha expresado largamente: acoger a las personas refugiadas o represaliadas es un deber moral. Y actuaremos en consecuencia. Queremos una Europa de puertas abiertas, tolerante y exigente con los derechos de ciudadanía. Pedimos a nuestros gobiernos políticas de asilo y refugio reales que ofrezcan oportunidades a las personas que huyen de la guerra.
Son muchas las lecciones que nos está tocando aprender como generación que hemos estrenado el siglo XXI. Sentimos que hoy estamos de nuevo ante un cruce de caminos, en el cual, o bien podemos agachar la cabeza, o por el contrario hacer valer nuestra oposición a toda violencia. Queremos elevar la calidad democrática de los entornos en los que crecen nuestros hijos e hijas.
Como entidad social avalamos la necesidad de organizarnos como parte de la sociedad civil para reclamar políticas pacíficas y de diálogo que trasciendan los intereses económicos y geopolíticos y pongan la vida de las personas en el centro. Nos queremos firmes y resueltas: porque ante todo aquello que ataca la vida debe prevalecer la acción de la gente, y en este viaje hacia un mayor progreso cívico y social es nuestra obligación no agotar la esperanza.