En España, 3 millones de mujeres han sufrido violencia sexual a lo largo de su vida. Este tipo de delito, además, es el menos denunciado en nuestro entorno (0,7% del total de denuncias). Y los principales factores de vulnerabilidad que van asociados son: la edad de la víctima -a menudo menor de edad-, la falta de recuerdo, la diversidad funcional, o el hecho de que el delito se cometa en entornos rurales. Cuando, además de todo esto, se analizan las violencias sexuales sobre las mujeres (y hombres) en las que hay sumisión química o una afectación por consumo de alcohol, lo que resulta es que el acto queda a menudo impune, que es difícil poder denunciar, que la autoría muchas veces se desconoce, y, en conjunto, que se pone el foco en la actuación de la víctima (“no tuvo suficiente cuidado, fue imprudente, bebió demasiado …”), mientras que no se focaliza la atención en el papel del agresor. De hecho, se trata de una violencia muy estigmatizante donde la revictimización es alta.
Un estudio promovido por el Instituto Balear de la Mujer, llevado a cabo por profesionales de Intress, analiza hasta 240 sentencias por violencia sexual en que se contempla el bajo número de personas condenadas por este hecho al cabo del año. El análisis revisa sentencias judiciales emitidas entre 2015 y 2020 en Baleares, selecciona las que afectan adultos o menores, y compila 54 ítems para cada una de ellas. El 76% fueron condenatorias, y más de la mitad contaron con la conformidad del agresor, especialmente cuando había un menor de edad como víctima. En conjunto eran 243 mujeres víctimas, y 42 niños menores. En personas adultas se describe la victimización sobre todo en entornos de ocio, pero en niños ocurre en los entornos familiares. La casi totalidad de personas agresoras eran hombres (sólo 5 mujeres), con una edad media de 39 años. En el 64% de casos, las personas imputadas no tenían ningún tipo de antecedentes.
El estudio llevado a cabo por las profesionales de Intress en las áreas de Justicia y Comunidad e Igualdad y Género pone de manifiesto que en ninguna de las sentencias, el testimonio de la víctima nunca favoreció una condena, pero sí que ha influido en los casos de absolución de la persona procesada. En total, el estudio registra 14 casos de sumisión y vulnerabilidad química. A menudo, los agresores reconocen la relación sexual efectuada pero no admiten que existiera delito de ningún tipo. Entre las recomendaciones que hacen las autoras destaca que hay desnormalizar la violencia sexual. Además, recogen un pliego de propuestas que se dirigen a la sociedad en su conjunto, pero sobre todo al sistema judicial y penal.