DECONSTRUYENDO Y EXPERIENCIANDO EN UN GRUPO DE APOYO MUTUO (GAM) EN EL CENTRO DE REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL (CRPS) MARTÍNEZ CAMPOS.
Autores: Roberto A., Marta C., Macarena C., Manuel I., Ana C., Javier H., José Manuel C., Gabriel P., Teresa R., Imanol L, Natalia G. y Sebastián D.
Introducción.
El apoyo mutuo es un término que describe la cooperación, la reciprocidad, y el trabajo en equipo, y que conlleva o implica un beneficio mutuo para las personas que cooperan. Es una expresión utilizada en la teoría de organizaciones, y en el plano económico y político es uno de los principales enunciados del anarquismo. En pocas palabras es ayudarse entre sí (1). Como concepto fue desarrollado por el anarquista Piotr Kropotkin quién en su libro “Ayuda Mutua: Un Factor en la Evolución”, exploró la utilidad de la cooperación como un mecanismo de supervivencia entre los animales.
Nosotras entendemos que la cooperación facilita la participación, que es uno de los ejes centrales del trabajo que desarrollamos en el Centro de Rehabilitación Psicosocial. Con respecto a la participación, hemos incorporado avances que vienen de los movimientos en primera persona, que nos hablan de la importancia de que los usuarios tomen la palabra a la hora de dirigir sus procesos de recuperación. Otro aspecto que consideramos importante al promover un GAM, es fomentar una actitud inclusiva. Pensamos que establecer requisitos de entrada en base a criterios profesionales, es una manera más de reproducir ese patrón de exclusión al que las personas psiquiatrizadas están expuestas en el sistema de atención a la salud mental.
Fruto de esta reflexión, las profesionales que apoyamos el grupo, nos damos cuenta de que desde una posición de “expertas” queremos transitar hacia una posición de participantes del proceso de apoyo mutuo. Por ello, proponemos que los contenidos a tratar, los aporte el grupo, e ir abordando momento a momento aquello que emerja. Nuestra idea es apoyarnos en la experiencia de las personas atendidas para facilitar las intervenciones.
Iniciada la actividad, compartimos nuestro deseo de que las participantes avancen hacia la emancipación; Tras hacerlo valoramos que hay una diversidad de posiciones respecto a este tema. Aprendemos que tener paciencia, tolerar la frustración y dejar que las cosas se cuezan a “fuego lento”, nos ayuda a ser respetuosas con las diferencias en la manera de concebir los procesos de cada una. Nos damos cuenta, de que lo importante es que cada persona encuentre su lugar en el grupo sin tener que renunciar a su autenticidad.
Como profesionales, tenemos muchas ideas preconcebidas de cómo debe ser un proceso rehabilitador, y este espacio nos ayuda a revisarlas poniendo en el centro la mirada de las personas atendidas.
En línea con esta idea, es muy enriquecedor escuchar cómo uno de los participantes dice que este centro para él es un espacio donde sentirse seguro y protegido, muy diferente de otros de los que viene. Valoramos también, como el peso de lo institucional ha hecho mella después de tantos años, y el miedo a desplegar alas solas y a salir de esa zona de “confort”, les resulta algo desconocido que quizá se asemeje a un “salto al vacío”.
DeConstruyendo… y Experienciando…
(“Cuando se abren los ojos, no se pueden volver a cerrar”)
Ese ser colectivo que ha ido enraizándose en la tierra, nutriéndose de ella y creciendo gracias a ella. Ese ser colectivo que, desde que se gestó, generó una buena dosis de incertidumbre, y una gran inyección de ilusión y entusiasmo, con diferentes posiciones ante algo que suscitaba: desconfianza, inquietudes, miedo al cambio… Con estas premisas, comenzamos nuestros primeros pasitos.
Entre torpes y despistadas al principio, nos vamos quitando capas de cebolla de ese ego tan atravesado por el poder. Esas capas habían estado adheridas durante muchos años, como la piel al hueso. Nos anclamos a ellas ante nuestro miedo a conectar y mostrar nuestro lado más vulnerable y humano. De todas estas capas depende nuestra falsa integridad en el mundo.
Las capas se fueron ablandando, el ser gestado se fue poniendo de pie poquito a poco, y fue dando sus primeros pasos, hasta que consiguió caminar de forma un poco más fluida, ligera y segura. Ese ser individual dentro de la colectividad, empezaba a ver el mundo con nuevos ojos. Percibía que éramos un único ser, unido por un hilo de humanidad, un hilo de emociones y de sensaciones. De repente, salió de forma espontánea… Compartimos nuestros miedos, experiencias inusuales, y nos sentimos libres.
(Toman la palabra las personas atendidas):
Nuestra primera acción es tratar de establecer un punto de partida común. “Queremos crear un espacio de libre expresión para compartir experiencias que nos permitan ser nosotras mismas, sin juicios, con respeto, flexibilidad y sin que nos dirijan. La idea es tener un lugar donde estar y permitir que las cosas surjan. Aquí no se espera nada de nadie”.
Avanzando, vemos el video en que Eleanor Longden comparte su experiencia de sufrimiento psíquico y explica el inicio de los grupos de escuchadores de voces y otras experiencias inusuales. Los participantes comentan que compartir la experiencia de escuchar voces les ayuda. Uno de los compañeros expresa que tiene una voz que relata todo lo que hace, identificándose con la experiencia de Eleanor. Otra compañera dice que en su caso escucha la voz de un hombre que le hace propuestas. Se habla de miedos y decimos que expresarlos nos sirve para ganar confianza y seguridad. Se propone valorar positivamente las voces o delirios como “recursos” extraordinarios que la conciencia individual elabora para dar respuesta a situaciones personales, interpersonales y sociales que la sobrepasan.
Más adelante, invitamos a dos activistas de Orgullo Loco, Lorena y Yolanda, quienes nos ayudan a comprender que es necesario que las personas psiquiatrizadas, se unan para pedir que se respeten sus derechos. Compartimos vivencias traumáticas relacionadas con los ingresos hospitalarios y hablamos del efecto que produce dormir en una cama con correas, el no poder decidir sobre los tipos de medicaciones y dosis que te aplican, y las restricciones en tu libertad personal. También hablamos sobre “mapas locos” entendidos como caminos personales y alternativos hacia el bienestar en el ámbito de la salud mental.
Siguiendo en esta línea de invitar a personas ajenas al CRPS, también compartimos el espacio con Pablo que trabajó como psicólogo, y Olalla como psiquiatra en la Unidad de Atención Temprana a la Psicosis de Alcalá de Henares. Reflexionamos acerca de en qué medida las profesionales creemos ser expertas en la experiencia de las personas a las que atendemos, y hasta qué punto esto puede estar relacionado con una posición de poder. También abordamos la brecha entre profesionales-usuarias, y como personas que ocupan los dos lugares son ejemplos de que no somos grupos distintos. En este punto, hablamos de la necesidad de que las profesionales nos deconstruyamos, empezando por dejar de creer que somos poseedores de la verdad y pudiendo escuchar de verdad, sin tratar de calzar a las personas en nuestros modelos.
En este ambiente de apertura e intimidad expresamos que si profundizamos y encontramos el mensaje subyacente a las voces podemos comprenderlas. Alguien dice en el grupo: “Las voces pueden ser espíritus y te pueden afectar al resto de la vida. Pueden servir para algo. Empecé con las voces por acumulación de responsabilidades”.
Otro participante dice que ha vivido delirios y en el fondo había un tema recurrente. “Daba un significado a cada gesto que hacía el otro y lo relacionaba con la sexualidad. Pensaba que me daba a conocer su situación sexual e íntima. Encontraba significado a hechos neutros. Buscaba pruebas que sostuvieran lo que yo estaba pensando. Era como empezar de cero. No he llegado a desentrañar el mensaje pero lo relaciono con algo hormonal. Tuve una relación en la que me sentía impulsado a reaccionar. Me faltaba una integración de mi propio ser, algo que no había integrado en mi vida. Me sentía fuera de un código que todos conocían. Sentía desesperación y miedo. Deseaba huir a un lugar donde encontrar cobijo. Después de tanto tiempo me he acostumbrado a vivir con esto, me pone triste pensar que mi trayectoria es gris”.
Otra persona añade que hay tres ingredientes que dan lugar a los delirios: sentirse muy sola, estar desesperada y echarle mucha imaginación, a lo que su compañera suma la creencia de que eres lo peor. En este punto, otra de las participantes dice que cree que hay que aceptar las voces. Continúa la apertura y otra persona expresa: “Yo he disfrutado de delirios de grandeza en los que me veía en la tesitura de ser un héroe. A lo mejor esto era una compensación de mi vida en aquél momento”. Cuando todo lo demás falla, el delirio es lo que queda, detrás hay un fracaso”. El grupo llega a la conclusión de que buscamos comprensión y que crean lo que decimos.
Continuamos compartiendo saberes profanos. También hablamos de las interpretaciones, del lenguaje corporal, y de como éste, te puede llevar a la paranoia. “Un signo puede tener distintos significados según la persona”.
Como profesionales comenzamos a compartir, tímidamente al principio, nuestras inseguridades y vulnerabilidades. Expresamos el miedo asociado a la fantasía de que si hablamos de nuestras dificultades personales perderemos valor como figuras de apoyo. Este momento es clave porque sin esperarlo recibimos el apoyo de los participantes, y por primera vez, se produce una inversión de los roles. Nosotras como figuras de apoyo, lo recibimos y ellos como receptores lo brindan. Consideramos que esto es la expresión del humanismo en términos prácticos.
…Y el proceso continúa: El nacimiento del grupo de apoyo mutuo (GAM)
(Escrito por los/las profesionales)
El grupo de Escuchadores puede ser el espacio para que las personas que no se sienten suficientemente preparadas, encuentren el acompañamiento para pasar al GAM. Este grupo tiene un carácter único en cuanto a la presencia no activa de los profesionales.
Valorando la trayectoria del grupo, convocamos una reunión con los participantes para ver cómo podemos fomentar el desarrollo del GAM. “Lo que ayuda es que nos acompañéis como compañeros, compartiendo experiencias propias. Esto desjerarquiza y hace que se os vea más humanos”. En este punto, compartimos nuestro temor a sobreimplicarnos en el GAM. Expresamos que nuestra idea es retirarnos en algún momento y ceder el espacio.
Una persona cree que si no hay profesionales en el grupo, este puede perder su valor. Devolvemos que en esta ocasión no vamos a aceptar que depositen su sentimiento de valía en nosotras: “No necesitáis nuestra aprobación, y lo importante es que confiéis en vosotras mismas”.
Tras la reunión, hacemos una convocatoria extraordinaria para constituir un GAM sin profesionales. Proponemos que se pueda recurrir puntualmente al apoyo profesional si es necesario. La respuesta de algunos participantes es que si los profesionales no están presentes, aumentará el grado de independencia.
A continuación las personas atendidas definen su idea del GAM:
(Escrito por los participantes del grupo).
“Queremos crear un grupo con carácter democrático y horizontal. No vamos a suplir a las profesionales. La idea es apoyarnos y acompañarnos. Crear un tejido social entre nosotros. Será un espacio en el que desde el compromiso y la responsabilidad podamos desarrollar lazos de solidaridad, un ambiente inclusivo y con un carácter altruista. Un espacio donde dejar las enfermedades en otro lado y liberarnos. La finalidad no es la amistad aunque puede ocurrir. Queremos crear un ambiente de cooperación donde focalizarnos en las soluciones a nuestras dificultades. Existe la posibilidad de que se preparen los temas con antelación”.
“Aprendemos de las demás y el grupo nos impulsa. Buscamos entre todas y llegamos a acuerdos. Existe la posibilidad de que esta sea la plataforma para generar espacios alternativos para realizar actividades al margen. Queremos que esto se convierta en algo vivo, dinámico, con temáticas variadas. De vez en cuando podemos invitar a alguien. Cuantos más seamos más reiremos. Es hora de romper el cordón umbilical. Hay esperanza, ilusión y amor en una misma”.
Como GAM autónomo (sin profesionales) comenzamos a andar, nos reunimos en la Casa de la Cultura de Chamberí. Respecto a la organización, hablamos de la posibilidad de fijar los contenidos a tratar antes de las sesiones, dialogamos sobre qué horario sería más acertado, decidimos no sobrecargar al grupo elaborando actas muy detalladas y creamos un grupo de WhatsApp a través del que mantenernos informados.
Realizamos varios encuentros y uno de ellos no llegamos a realizarlo, al considerar que no había gente suficiente para llevarlo a cabo. Sebas y Natalia plantean al grupo la posibilidad de tener una reunión para facilitar entre todas el poder compartir, comunicar, expresar, canalizar, etc, y pararnos a ver si algo nos está bloqueando para continuar. No querían irrumpir en nuestro espacio sin nuestro consentimiento previo, pero si querían hacernos saber, que estaban disponibles si necesitábamos una muleta emocional a la que poder recurrir.
Siguiendo, aumentamos la confianza en nuestra capacidad de apoyo: “Nosotros podemos hacer el acompañamiento desde la propia experiencia” y compartimos la necesidad de buscar formación, orientación y acudir a otros G.A.M. Finalmente, decidimos que antes de abrir el grupo a gente de fuera nos gustaría organizarnos y elegimos como nombre del grupo “Supervivientes Mentales”.
Este encuentro con Sebas y Natalia se lleva a cabo, y valoramos que sirve para desatascar y ventilar algunos temas. El hecho de que un compañero al que consideramos líder, se retire del espacio por motivos laborales, ha influido en que hayamos desatendido el GAM de un modo u otro. Éstas son algunas de las reflexiones que hacemos: “deposito mi responsabilidad en el compañero”, “me he vuelto dependiente de que sea él, el que gestione y organice”. Parándonos a ver y dándonos cuenta de esto, decidimos seguir rodando y establecer la fecha para un siguiente encuentro.
Con respecto a lo acontecido, nuestros compañeros profesionales nos dicen: “Consideramos que esto también es un fiel reflejo de la inercia adquirida en los recursos de salud mental después de años. Esa inercia que lleva implícito, que nos guíen, orienten y digan lo que tenemos que hacer. Esta dependencia tóxica que sirve para insuflar el ego de algunos como si fuera un globo y generar indefensión en otros”.
Para consolidar el GAM invitamos a Patricia Rey. Definimos el espacio como el embrión de un grupo autónomo que queremos empezar a desarrollar, y reivindicamos “Solo nosotros para hablar de nuestras experiencias”.
Debatimos darle al grupo un enfoque lúdico realizando actividades para evitar el aislamiento y ampliar la red social (grupo de amigos) sin que deje de ser un espacio de apoyo ante dificultades. También proponemos que los valores del grupo sean el respeto, la comprensión y la inclusión, con un funcionamiento democrático, y nos preguntamos por qué tendría que haber un moderador/a. Pensamos que el primer paso es crear unión. “Solas no podemos y en grupo podemos interactuando”. Analizamos pros y contras de un grupo de apoyo facilitado por las profesionales o autogestionado, y añadimos: “Para que el desarrollo de este grupo sea posible es necesario ser perseverantes y constantes”.
Pinceladas finales…
Esta actividad nos ayuda a afianzar la idea de que cuando generamos espacios donde podemos expresarnos con libertad, y validamos nuestras experiencias se produce un salto cualitativo. Conseguimos que el conocimiento que se genera trascienda los límites de los saberes técnicos que tratan de simplificar y categorizar aquello que es único. Aquello donde reside una riqueza intangible.
Reconociendo y devolviendo el valor a los saberes profanos, conseguimos hallar respuestas que nos apoyan en el desarrollo de nuestro sí mismo, superando la soledad y dando voz a todos los actores inmersos en nuestro contexto.
Pensamos que la terapia y/o el apoyo superan a la medicación desde el momento en que se va más allá de lo individual. Cuando cada persona se encuentra y se siente bien acompañada, deja de sentirse en soledad y se convierte en agente activo de su propio cambio, del de otros y del medio circundante según su capacidad de influencia.
El trato, la actitud positiva, la atención y la escucha activa son lo fundamental.
También nos damos cuenta de que para que una actividad de estas características pueda desarrollarse, es necesario que los “profesionales” volvamos la mirada hacia nosotros mismos y reflexionemos acerca de cómo actitudes muy arraigadas influyen en el grupo. Una de las actitudes que tiene gran repercusión es la de omnipotencia.
En ocasiones, creemos que nuestra presencia es imprescindible para que las personas atendidas puedan organizarse y abordar con éxito determinadas dificultades. En nuestra opinión, de fondo está el temor a perder nuestra función y un intento de mantener el poder, mostrándonos como la única alternativa efectiva para la resolución de experiencias de intenso sufrimiento.
Esta reflexión, nos lleva a decidir estar presentes como testigos de un proceso de apoyo mutuo que articulen ellas, mostrando nuestra disposición a compartir y apoyar. A nuestro juicio, la célebre frase de Machado, Caminante no hay camino, se hace camino al andar, representa nuestra idea del proceso en el que estamos inmersas. En línea con esto, nuestra intención no es la de guiar o dirigir el camino que el grupo va a emprender, y desconocemos lo que va a acontecer y cómo lo vamos a afrontar, aun así, mantenemos una atmósfera de seguridad y confianza.
Al escribir todo esto, y pensando en la dimensión social, política y educativa de nuestro trabajo, tenemos muy presente el hecho de que las mal llamadas “personas con enfermedad mental”, han sido tradicionalmente un colectivo sumiso, dependiente y sometido por el sistema y por el modelo biomédico (del que todos de alguna manera somos partícipes). Hoy más que nunca, el movimiento en primera persona toma por fin la voz que le fue acallada durante tanto tiempo.
Y como “profesionales”, debemos subirnos al carro, acompañarles, dejarles que nos guíen porque ellas saben. Esto requiere sobre todo compromiso y humildad, quitarnos el disfraz del ego profesional y descender escalones hasta tocar la arena de la realidad, siendo críticas y coherentes.
Esto hace necesario, que hoy más que nunca, seamos ese apoyo en nuestros recursos para ayudar a despertar esas conciencias que aún están en letargo tras años y años de sometimiento. Convirtamos nuestro quehacer diario en un acto político.
“Cuanto más reduzcamos la distancia entre lo que hacemos y lo que decimos, tanto mas estaremos contribuyendo para el fortalecimiento de las experiencias democráticas. Estaremos desafiándonos a nosotras mismas a luchar más en favor de la ciudadanía y de su ampliación. Estaremos forjando la necesaria disciplina política, fundamental para la lucha en la intervención de la ciudadanía” (Paulo Freire)
Agradecimientos…
A todos esos maestros que nos habéis ayudado a ir deconstruyéndonos como profesionales, con vuestras ideas y acciones. A todas las que nos habéis acompañado en este proceso con vuestra experiencia en primera persona y saberes profanos. Gracias a todas. Nosotros también estamos en transición…
A los profesionales y a todas los que trabajáis en todos los recursos para nuestra recuperación. A las personas que habéis dado vuestro testimonio.
Bibliografía Recomendada.
1. Freire P. (1975) Pedagogía del oprimido. Madrid. Siglo XXI.
2. Yontef G. (1996) Proceso y Diálogo en Psicoterapia Gestáltica. Chile. Cuatro Vientos.
3. Rogers, C. (2012) Grupos de Encuentro. 2º Ed. Madrid. Amorrortu.
4. Rogers, C. (1972) El Proceso de Convertirse en Persona. Buenos Aires. Paidós.
5. Tamasin K. (2019) Más allá de las creencias. Maneras alternativas de trabajar con delirios, ideas obsesivas y experiencias inusuales. Granada. Lo común.
6. Guia de Mapas Locos por The Icarus Project. Locura y Opresión. Rutas para la transformación personal y liberación colectivas.
7. En Primera Persona. Recuperación y Ayuda Mutua. Federación Andaluza de Asociaciones de Usuarios de Salud Mental.
8. Activament. Materiales para los Grupos de Ayuda Mutua. Barcelona. consaludmental.org
9. Martín López-Andrade, L. (2017). Manual de instrucciones para la deconstrucción de un dispositivo. e-Átopos Salud Mental, Comunidad y Cultura. 3, 104-128.
10. Plaza M. (2017) Derecho a la comunidad. De la injerencia y el paternalismo, a los grupos de apoyo mutuo y los cuidados entre pares. Ponencia XVI Jornadas de la Asociación Castellano Leonesa de Salud Mental “Deberes incumplidos, derechos violados”. Burgos. Flipas GAM.