El XIII Congreso de la Asociación Mundial de Rehabilitación Psicosocial ha sido una gran ocasión y oportunidad para compartir con compañeros y compañeras de nuestra área y con otros profesionales que trabajan en entidades de otros países. Este año era la primera vez que el congreso aterrizaba en Madrid y esto ha hecho que más de 30 profesionales de Intress (25 becados por la entidad) hayan podido asistir y exponer sus estudios y presentar 9 comunicaciones entre orales, pósteres y talleres. Una ocasión única para compartir ilusiones, proyectos, inquietudes, despejar dudas, hacer consultas, hacer contactos… Y, más allá de todo esto, es lo que queda en la mente de las personas que nos escucharon: para muchos compañeros el trabajo de los profesionales de Intress es un referente de trabajo con calidad, de trabajo comprometido, bien orientado y basado en la experiencia y en la evidencia. Y además es importante que nuestra entidad estuviese presente en este congreso ya que fuimos pioneros en el trabajo en este campo de actuación en el estado español.
Es un foro técnico en el que compartir conocimiento, desarrollo de servicios, éxitos y dificultades, y que siempre supone una inyección de ánimo y de generación de nuevas ideas para mejorar la atención que prestamos.
Este congreso, dedicado en esta ocasión a los derechos humanos en salud mental, también permitió poner en evidencia las tremendas diferencias existentes en la atención en diferentes lugares del planeta (conectamos con personas de Puerto Rico, Filipinas, Perú, Colombia, Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, etc…) y los diferentes sistemas de atención a las personas con trastorno mental grave, o la ausencia de ellos. Queda mucho por hacer. Tenemos mucho que construir junto con las personas que atendemos y sus familias y una base importante para recorrer ese camino son los derechos humanos.
Del Congreso se pueden sacar dos grandes conclusiones:
- La constatación de que la tendencia es poner a las personas en el centro de la atención y que sean ellas quienes lideren sus procesos, pero asegurando sus derechos como ciudadanos a recibir dicha atención y contar con los apoyos necesarios.
- La evidencia de que es necesario conocer en profundidad la comunidad en la que las personas viven y las claves culturales de la misma, trabajando con ella para que los procesos de inclusión tengan éxito y para que la comunidad también sea un agente de cambio básico que posibilite esta inclusión.
Nos quedamos con lo que nos gustaría que llegara a la sociedad: en la salud mental hace falta seguir trabajando para implementar medidas que tengan en cuenta a la persona como sujeto activo con poder de decisión y hacer sensibilización para que todos y todas seamos conscientes de las dificultades y la realidad que viven las personas con trastornos mentales y una realidad que debemos atender.